El sapo gigante.
Fue un día de verano, tipo 1,30 hs de la noche estaba con los vagos del barrio, estábamos aburridos, pero cuando vimos a los sapos se nos pasó el aburrimiento. Uno de los chicos compró unos petardos y como traviesos que éramos, le poníamos los petardos en la boca de los sapos. Eso lo hacíamos todos los días, hasta que una noche uno de los vagos se pasó de listo y tiro un sapo al tanque de agua de una vieja. Al otro día la vieja nos hizo un quilombo bárbaro, además de decírselo a nuestro padres le tuvimos que limpiar el tanque; hasta el día de hoy la vieja no nos puede ni ver.
jueves, 22 de octubre de 2009
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